El Sacado de las aguas

1. -templanza
2. -mansedumbre
3. Amor por sus ovejas: Este es uno de los puntos principales en mi vida, una de mis mayores necesidades, un amor más grande por las ovejas y por los perdidos y lo puedo ver claramente en la vida de Moisés.
En el momento en que Dios le ofrece exterminar a Israel y comenzar con él una nueva nación; en ese momento se decidía el comienzo de su propia nación, los moisesitas. A cualquiera nos pudieran haber brillado los ojos y hubiéramos dicho al fin y al cabo el ofrecimiento viene de Dios, no hay ningún problema al hacerlo, pero el no titubeo y al momento apelo a la misericordia de Jehová, esa que experimento cuando lo conoció en el Sinai, y con dulces palabras le dijo:
“Señor tu sacaste a este pueblo de Egipto para darle una nueva tierra, para engrandecer tu nombre y asi cumplir el pacto con tu amigo Abraham, yo no quiero tu pueblo, yo quiero a tu pueblo y te amo a ti por sobre todas las cosas y quiero hacer en lugar de lo bueno lo mejor”; y por lo tanto el Señor le regalo estos tres versículos:
Deu 34:10-12 PDT Pero nunca hubo otro profeta en Israel como Moisés, con quien el Señor tratara cara a cara, (11) ni que hiciera todas las señales y los milagros que el Señor le mandó hacer a Moisés en Egipto contra el faraón, contra todos sus funcionarios y contra todo su país. (12) No hubo nadie con tanto poder como el que Moisés demostró en todos los hechos grandiosos e increíbles que hizo a la vista de todo Israel.

4. Fidelidad hacia Dios
5. Prudente
6. Una relación cara a cara con Dios

14<54<10
Uno de los parámetros en que como cristianos debemos movernos es a caminar en la lógica sobrenatural de Dios, el titulo de este escrito parecería ser una incorrecta representación de la naturaleza de los números, pero esa es nuestra realidad con Dios.
El catorce es un numero menor que cincuenta y cuatro, hasta todo esta bien, lo comprendemos, lo aceptamos, es igual a nuestros pensamientos, pero que pasa cuando un numero como el diez entra en escena y nos dice que cincuenta y cuatro es menor que diez, nos reímos, cuestionamos, disentimos, etc. pero con Dios esto es real.
El catorce representa los primeros 14 versículos del capítulo 28 de Deuteronomio, en los cuales encontramos las bendiciones por seguir a Dios, catorce versículos en los cuales gritamos ¡amén!, ¡gloria a Dios!, ¡aleluya!; pero enseguida entran 54 versículos cargados de maldiciones por abandonar a Dios, casi cuatro veces más que las bendiciones, el estado postrer de quien se vuelve atrás siempre es peor, es algo duro pero es muy aceptable cualquiera impondríamos un castigo al traicionero y seria sobreadvertido, esto es lógico y entonces entra la mano de Dios.
Llegan 10 versículos en el capitulo 30, donde Dios habla acerca del arrepentimiento, acerca de la necesidad de volver los ojos a Dios, de nueva cuenta el creador del universo está dándonos la salida, nos plantea el castigo y a un lado nos regala la redención, nuestra lógica es quebrada nuestra naturaleza nunca regala la absolución a un lado del castigo, y aquí es donde el 10 es más que el 54.

Libre albedrìo

La bondad de Dios es tan grande que nunca pondrá en nosotros una ley que rebase nuestro entendimiento y no nos dara tentación mas grande que la que no podamos soportar; la palabra esta puesta en nuestra boca y corazón, la biblia esta a nuestra disposición y no necesitamos oir voces celestiales para saber que hacer y como comportarnos, a partir de ahí todo es nuestra elección, aunque Dios también conoce el futuro.
(Dt.31:20-21) Antes de que Israel entrara en la tierra prometida, Dios sabia que lo traicionarían y se irían tras otros dioses y aun asi los dejo entrar y poseer la tierra prometida y los dejo prostituirse delante de otros dioses (y eso no es un deseo que Dios puso en sus corazones, ni mucho menos algo que El anhelara que hicieran), pues fue una elección personal del pueblo santo.

Yo deseo que...

Yo deseos que…
• … lo arrastre un tren unos 20 metros, con eso Señor…
• … tener mucho dinero, para no trabajar y hundir a mi jefe…
• … que el que me la hizo, me la pague…
Juan fue muy claro, como siervo de Dios no buscaba su propio bien, ni el mal de los demás, sino que procuraba que estuvieran bien, su deseo para Gayo era que sea prosperado en TODO, que tuviera salud, así como su alma habia prosperado.
Juan quería que Gayo fuera un campeón, que tuviera mucho dinero y que cada día viviera el mejor día de su vida, quería que soñara y que ganara el mundo; suenan como una sarta de barbaridades en un solo reglon, pero no, muchos hoy día las emplean mal, dado que Juan sabia que en primera instancia Gayo había alcanzado y logrado triunfar en las cosas eternas, es aquello que es inmortal, por lo tanto quería que acompañara su primer y mas importante triunfo que fue en lo espiritual, con cosas materiales y salud que lo ayudaran a continuar la obra de la fe y seguir luchando para seguir con un buen testimonio, con sus hermanos conocidos y sobre todo con los desconocidos, por lo tanto cada día de la vida de Gayo era el mejor día de su vida, dado que lo había empezado buscando lo eterno, respirando lo inmortal por y para Cristo.

Orar

La tristeza estaba en medio de sus corazones, nunca la habían experimentado, acostumbrados a actuar rápida y sigilosamente, ahora tenían que esperar desde la trinchera, veían los rostros de aquellos que habían ayudado y salvado anónimamente infinidad de veces y ahora querían destruirlos; no comprendían como alguien podía pagar tanto bien recibido con un mal tan grande.
Su señor estaba siendo herido por las rebeliones de ellos, molido por sus pecados, la angustia y el dolor estaba sobres el rey del universo, los ángeles querían oírlo HABLAR, pero él no abrió su boca; todos los ángeles en el cielo estaban prestos a la menor insinuación de su Dios; como en aquel momento en el huerto, cuando unos cuantos lo capturaron como ladrón, y Pedro saco su espada, algo que Miguel en el cielo añoraba.
Pero esta historia no comenzó en ese momento, sino que se inicio varios siglos atrás, cuando el hombre decidió dejar su condición original de hijo de Dios y se rebeló contra el Padre.
Desde entonces la salvación del mundo se vino gestando en gran manera y era confirmada cuando esos héroes de la fe, orando hablaban con Dios y pedían por la restauración de Israel, por la salvación del pueblo elegido, eran momentos en que ellos se ponían delante de Dios y de rodillas se presentaban tres veces al día como Daniel, para hablar con Dios y agradecerle, alabarle, pedirle sabiduría y revelación de todo lo que acontecía y también, para rogar por su pueblo en el exilio, un pueblo en aflicción; de la misma forma que Nehemías que sabía que solo con oración y ruego delante de Dios, restauraría su ciudad y levantaría los muros de Jerusalén.
Ninguno de los dos debió haber hecho vanas repeticiones, como los magos babilonios o persas que oía Daniel, o como los rezos memorizados que escuchaba Nehemías en la corte del rey Artajerjes, al momento de querer lograr un favor del rey, esas solo eran palabras, tradiciones y formulismos que debían seguir los que humanamente querían algo.

Pero esos dos siervos de Dios, al igual que muchos otros a lo largo de la biblia, y como tú y yo el día de hoy, ponemos nuestro corazón delante de Dios para hablar con nuestro amigo, padre y Señor; y cuando estemos ahí, respetemos su voluntad y esperemos en el, pero siempre clamemos al Dios de la victoria.
Apuesto que los ángeles nunca bajaron sus espadas, ni perdieron el deseo de acabar con aquellos que mataban a su Señor, pero nunca recibieron la respuesta de atacar, por su parte Daniel por sus oraciones cayó en un foso con leones, pero también obtuvo la revelación de muchas visiones y conocía más acerca de su amado, y a Nehemías se le permitió restaurar una ciudad, donde el altar y el culto que habían sido olvidados volvieron delante de la presencia del Señor.
Todos oraron, todos hablaron con Dios y hasta esos ángeles que querían destruirnos esperaron, y hoy llevan las copas de oro, llenas de incienso con nuestras oraciones, esas que salen de un corazón apasionado por Cristo.